lunes, 31 de marzo de 2008

EL POETA NÓMADA



Voy por ahí, abrazado con la vida,
que no es un hada, tampoco un arpía
maestra paciente, pero inflexible...

Voy por ahí en viaje interminable
desde esta a otra eternidad.

Viaje a veces dulce, algunas otras acre,
pero jamás monótono, jamás empalagoso.

CLAROSCURO, GOZO PENA, RISO LLANTO...


Moneda al aire lanzada con constancia...

Incondicionalmente, empero,

pues hay victorias amargas como hiel

y derrotas que saben a ambrosía.

Decio De Sousa
(Integrante del Grupo desde Brasil)

Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor

miércoles, 12 de marzo de 2008

RIELES DE SUEÑOS


(Antigua estación de Quilmes)


Grises chimeneas
ocasos de recuerdos
durmientes rieles,
en tu estación de Quilmes.
Emigrantes empañados,
valijas que posaron
en tu suelo.

Trenes sonando.
Silbatos.
Niebla gris esfumada,
que el tiempo disipó
llevándose los sueños.



Corina Nelson

Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor

PLENITUD MARCHITA


Los errores se han posado en mí con carga,
Las lágrimas invadieron mis ojos.
Y el andar que me acompaña,
No es firme y me pesa.
Los días son grises,
Y los suspiros suenan a quejas.
La sonrisa que antes transmitía,
Se ha esfumado de mi boca.
Mi vigor perdió la fuerza,
Ausentándose con el paso del tiempo.
Y la conciencia se adueña,
Llena de tristeza,

Y sólo poseo una plenitud marchita.

Cristina Scafati

Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor



sábado, 23 de febrero de 2008

LÁGRIMA


Soñé con la isla.
Las admirables fauces del volcán
se abrían prestas
a devorar mi asombro impenitente,
mi pupila abstraída en el abismo,
mis convenientes máscaras.
Tiritaba bajo el oro inquisidor,
pertinaz, de la piedra;
buscaba en un cielo impredecible
la ruta migratoria de las aves,
el derrotero triunfal de las estrellas,
la piel cobriza de un varón ajeno.


Soñé con la isla
y desperté
desencajada, desesperanzada,
abrumada de tanto continente,
y la lágrima azul que vinculaba
mi carne estremecida
al puerto del recuerdo
soltó amarras
y sin pudor alguno
rodó por mi mejilla.


Raquel Fernández

Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor

AUDINOX (Escúchanos)

Hace palomas con las manos,
se mueve de aquí para allá
en las manos el idioma de sus labios
que no pueden hablar.


Hablar de las cosas bellas
quisiera el sonido de su boca,
aunque el sonido también tiene silencio,
que sólo cautiva el alma sorda.


Sordos que escuchan los sonetos,
de aquellos poetas que callados fueron,
por otros que pudiendo escuchar,
sordos se hicieron.


No hace falta el sonido,
para gritar el silencio.
Silencio que lo dice todo,
silencio que dice te quiero.


Con las manos hace palomas,
las mueve de aquí para allá,
los gestos se hacen palabra
en el momento de amar.


Ricardo Nani


Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor

jueves, 21 de febrero de 2008

LÁGRIMAS DE SANGRE, LOCURA Y AMOR



Sentada llorando tu partida.
El llanto alimenta mi locura.
¿Quién me desnudara con su mirada?
Si tú no me puedes mirar.
¿Quién recorrerá los senderos de mi cuerpo?
Si tú no me puedes tocar.
¿Quién me tomara de las manos
en esas caminatas de pasión?
Si tú no puedes caminar a mi lado, corazón.
Mis lágrimas son lágrimas de sangre,
locura y amor.
¡Espérame amor mío!
¡Espérame, aquí voy!


Graciela Lerici

Todos los textos de esta página
están protegidos por los derechos de autor

CERECINOS, MI RAPAZ

Cerecinos de Campos - España - Foto obtenida en Internet

Con tres niños pequeñitos
y solamente lo puesto,
salieron de Cerecinos,
con destino poco cierto.


Cerecinos, Cerecinos,
Cerecinos mi rapaz,
no vuelvas la vista niño,
quizás no regreses más.


En los cuentos de la abuela
tu tierra estaba presente,
se empañaba su mirada
al recordar a su gente.


Cerecinos, Cerecinos,
Cerecinos mi rapaz,
mira el camino adelante,
tu tierra ha quedado atrás.


Estoy llegando a tu vera
y no quisiera llorar
mírame bien Cerecinos
soy hijo de aquel rapaz.


Cerecinos, Cerecinos,
Cerecinos mi rapaz,
puedes voltear la cabeza
el pueblo no se ve más.


José Casquero

Todos los textos de esta página están
protegidos por los derechos de autor