lunes, 18 de febrero de 2008

SE VA LA VIDA



El atardecer invade los cuerpos,
y el alma se torna gris.
Al llegar, trae música lenta
y la primavera, fue ayer.


Llora el crepúsculo

humedeciendo los rayos con tenue color;
y tanto duerme la noche que...
el día..., se hace esperar.


No oíste llorar la tarde?

Ni entrar enanos a tu jardín?
Vienen despacio y se instalan
y aunque a veces se esconden
¡ya no se van!


Cada crepúsculo asoman,

melancólicos, con un violín.

Hasta que una noche de esas...
se acalla el sueño,
y el día,
el día no vuelve mas.


Edith Schenone

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1 comentario:

edith schenone dijo...

Edith: la tarde vieja recoge aromas y se va. Los enanos llegan al crepùsculo para que la noche sea menos larga. Tu jardín, tus enanos, ejecutan su música para que vibre tu imaginación. Espera con ellos el día y no la nada. Buen poema, sentido, con incógnita.Te besa, Laura.